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QUIENES SOMOS

La Cooperativa de la Previsión Social (CPS) es una cooperativa de consumo que fue creada el 24 de julio de 1954, por lo que cuenta con 63 años de proficua existencia.

La institución surgió de una iniciativa llevada adelante por un esclarecido grupo de empleados del Banco de Previsión Social (BPS), quienes entendieron necesario generar una cooperativa que pudiera dar atención a los afiliados a la organización de previsión.

Desde sus orígenes a la fecha, el porcentaje de socios relacionados con dicha organización de previsión social, tanto como los beneficiarios de alguna de sus prestaciones y los propios funcionarios constituyen la mayor parte de la masa social que actúa en ella. O sea, se trata de una cooperativa que se encuentra abierta a todo público.

La cooperativa cuenta con un local propio que está ubicado en avenida General Rondeau 1422, en la ciudad de Montevideo, así como también con dos sucursales –también en la capital del país–, ubicadas en avenida 8 de Octubre 3851 y en avenida Agraciada 4051. Asimismo cuenta con agencias que se encuentran desplegadas a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, las que tienen un contacto permanente y fluido con la central montevideana.

Este ejemplar despliegue territorial permite que su variada oferta de bienes y servicios llegue a socios que se encuentran en todos los rincones del país, tenemos el orgullo de ser una cooperativa de alcance nacional, logrando de esta forma replicar nuestro modelo de economía social en todos los puntos cardinales de la patria y especialmente en nuestro interior profundo.

Por otro lado, la institución ha basado su accionar a lo largo de las más de seis décadas de existencia en los principios cooperativos, los que también ha promovido permanentemente:

  • Adhesión abierta y voluntaria.
  • Control democrático por parte de los socios.
  • Participación económica de los socios.
  • Autonomía e independencia.
  • Educación, entretenimiento e información.
  • Cooperación entre cooperativas.
  • Compromiso con la sociedad.

Su objetivo es transmitir confianza para crecer en el cooperativismo.

Para la institución, ganarse la confianza de los acreedores, de los proveedores y de los socios, ha sido básico para poder entender el resurgimiento que la misma ha tenido, que se traduce en una multiplicación de ventas inusual a lo largo de los últimos años.

La situación del cooperativismo en Uruguay hoy se encuentra en la agenda de las politicas de gobierno e inmersa en el mercado, pero no hay que olvidar que hubo épocas no muy lejanas, como la crisis de 2002, en las que el cooperativismo cobró fuerza ya que ayudó a la gente a superar la situación.

El modelo de la economía social no sólo es necesario, sino que es viable, hecho no menor porque una y otra vez desde distintos ámbitos y a través de distintos actores se lo considera como un modelo acabado y derruido que ya no satisface las nuevas formas de consumo de la sociedad. Sin duda se trata de un discurso reaccionario y negacionista de una realidad y duele más cuando quienes lo plantean de esa manera no son los propietarios de la grandes superficies o los representantes de las multinacionales del comercio, sino actores que se encaraman en la tribuna del discurso social. Sin duda se equivocan y se vienen equivocando pues no advierten que lo que fracasa es cuando a una unidad productiva cooperativa se la gestiona con los conceptos ideológicos del libre mercado o del mercado especulativo y concentrador.

Las cooperativas, en general, tienen mucha más larga vida que la empresa privada y eso se debe destacar, las cooperativas tienen un público que es fiel y encuentran un espacio donde resolver sus problemas. Las cooperativas permiten estar dentro del sistema formal y acceder, por ejemplo, a la compra de una estufa, una cocina o una heladera. Se paga en cuotas, las exigencias son menores y, además, se compra en un lugar que es suyo, porque los socios son los verdaderos dueños de las cooperativas. No son usuarios solamente, pueden venir, votar y elegir a quienes habrán de dirigir a la cooperativa. No son ajenos a lo que sucede en ella. Allá por enero de 2009, la situación era complicada. Nuestra cooperativa emergió desde la más absoluta profundidad a ser una cooperativa en permanente expansión. Hace una década, cuando llegamos a esta institución a propuesta de la Auditoría General de la Nación con el respaldo de los trabajadores, socios y prestadores de servicios y de nuestra organización madre Cudecoop, nos encontramos con el peor de los escenarios: los trabajadores sin cobrar, con una deuda pre y post concordato que rondaba los 10 millones de dólares, con deudas a los proveedores, servicios, con sus bienes hipotecados, sin la propiedad de nuestra sede central –la que fue rematada- y con un arqueo de caja que contenía unos 50.000 pesos uruguayos. Para decirlo en términos criollos, no teníamos más que deudas, amenazas de quiebra y liquidación, juicios de todo tipo y color y una fila enorme de personas físicas que nos venían a contar sus penurias y desventuras. Peores circunstancias a las relatadas, sólo La Divina Comedia de Dante. Ahora bien, ¿cómo fue posible revertir tales calamidades? En primer lugar, la convicción profunda de que gestionando con transparencia y como una verdadera unidad cooperativa podíamos salir. También teníamos claro que no sería de un día para otro, pero que con paciencia “vietnamita” podíamos ir desatando una madeja que entre otras cosas contenía negocios lóbregos, deudas infladas por tasas usurarias, servicios innecesarios por sumas abultadas y otras calamidades.

Se había perdido hasta el local central, que se encuentra en la calle Rondeau. Se compró a un particular que lo había adquirido, lo que ha implicado un crecimiento patrimonial que no surge de la nada, sino que es fruto del trabajo permanente y de la atención a los socios y sus necesidades.

El frente de batalla era amplísimo y se debió actuar con velocidad, astucia y contundencia y bajo la premisa de los principios cooperativos. Parece increíble verlo a la distancia, pero se renegoció caso a caso, llegando a quitas considerables de las deudas que superaban en muchos casos el cincuenta por ciento de los montos, se lograron rescisiones de contratos superfluos y exagerados, se reformaron los estatutos para democratizar la participación social, creando asambleas de distritos, asambleas de delegados, se auditó de tal forma que se encontraron errores groseros que llevaban a considerar un activo mayor al real, entre muchos asuntos que se tuvieron que solucionar. Lo que hoy parece historia fue una dura circunstancia y no faltaron quienes de victimarios se presentaban como víctimas o aquellos que antes de nuestra gestión eran palomas y con nosotros actuaban como aves de carroña. Sin embargo, fuimos saliendo, y en todo momento cumpliendo con las obligaciones de principio, como el pago de salarios en fechas, así como las obligaciones tributarias, y con el cumplimiento estricto con los proveedores que nos apoyaron desde el inicio y que confiaron en nosotros. La clave no es menor, pero debería ser una regla ineludible para gestionar cualquier unidad productiva, y más una cooperativa, que es gestionar con transparencia y confianza; la consigna fue y sigue siendo: “Todo entra por la caja y sale de la misma caja”. Durante tres años nunca pudimos tener acceso al expediente judicial en sede de Juzgados de Concursos. Mes a mes realizábamos rendiciones de cuentas de lo actuado por el Consejo Directivo y la Administración, dando cuenta al Juzgado de Concursos, a la Auditoría General de la Nación y a la Confederación Uruguaya de Cooperativas de Consumo. En el ínterin, surgió un decreto judicial por el que se nos intervino la caja por una suma considerable de nuestra recaudación a través de un juicio ejecutivo que no surgía de ninguna inscripción registral, es decir, existía una ingeniería que había dejado entre otras cosas “bombas de profundidad” que se hacían estallar en el momento menos esperado. Como verán, el panorama, además de sombrío y apremiante, también estaba lleno de trampas. Sin embargo, aquí estamos. Y con orgullo podemos decir que recuperamos nuestra sede social, nuestro emblemático edificio de Rondeau 1422, ya que en agosto de 2018 se terminó de pagar la última cuota del mismo y nuestro principal bien inmueble ya está en el patrimonio de nuestra cooperativa. Sólo este hecho significa una victoria y una demostración de que sí es posible gestionar con los socios y para los socios. También en estos años nuestra masa social ha crecido en miles de socios de manera permanente y atendiendo las necesidades de los sectores más vulnerables de la sociedad. También es motivo de orgullo nuestro Servicio Médico, que abarca todas las especialidades y que constantemente se está renovando en materia de equipamiento técnico. Lo mismo el Servicio Odontológico, con profesionales de primer nivel y con equipos de última generación. Continuamos desarrollando las actividades de extensión social y para ello nuestra cooperativa destina funcionarios que se especializan en el tema llevando adelante eventos como el “Día de la Madre”, “Día del abuelo”, “Tarde de la nostalgia” y para diciembre la “Fiesta de fin de año”. También se han organizado paseos y salidas al interior con actividades recreativas en todo el país además de talleres de educación cooperativa. Con estos ejemplos les transmitimos que la Cooperativa de la Previsión Social no es un lugar donde se compra y se vende, sino un espacio físico donde se potencia y desarrolla el rol social que debe cumplir una sociedad cooperativa. En materia comercial hemos ampliado los planes de financiamiento hasta 24 cuotas en algunos casos y con nuestra política de integración y de intercooperación nuestros socios acceden a productos complementarios de instituciones hermanas. Por cierto que queda mucho por andar y mucho por decir. Nada de esto ha sido posible si no fuera por el apoyo de la masa societaria y por los trabajadores. Una mención especial merece el compañero Juan José Sarachu, quien hasta sus últimos días fue uno más en este barco, regalándonos sus invalorables aportes, su experiencia, presidiendo nuestra Comisión de Educación Cooperativa para infatigablemente continuar difundiendo todo aquello que en más de 60 años de militancia supo atesorar. También es importante resaltar que estamos integrando los organismos gremiales que nos nuclean de manera activa y permanente, fortaleciendo lazos y rompiendo preconceptos. Para finalizar, una mención a un hecho que ha sido clave para todos nosotros y que podemos decir que fruto de la lucha mancomunada de trabajadores y dirigentes, luego de un año de ardua lucha, basados en la movilización, argumentación y unidad del movimiento cooperativo, hemos logrado revertir una norma que tenía media sanción, la cual, en caso de haberse concretado, habría hecho colapsar el sistema cooperativo: nos referimos a una norma que alteraba el sistema de prelaciones en cuanto al ordenamiento de las retenciones, ya que trataba de manera igual a desiguales, es decir desprotegía la economía social y, en nuestro caso particular, a las cooperativas de consumo.

Pero como decíamos anteriormente, ¡aquí estamos! Seguiremos avanzando y desarrollándonos, convencidos de que la economía social es la alternativa al lucro y a toda forma económica que se presenta con desdén a los intereses colectivos de la sociedad. 

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